Los suicidas del fin del mundo, de Leila Guerriero.

 


Leí este libro hace ya un tiempo, y me vine acá a recordalo luego de que hace poco alguien me dijera cuánto la entristece el viento.
Y es que en este libro el viento, la llanura, y la soledad, se palpan.

Guerriero llega a esta historia a través de una revista de una ONG que relata como un grupo de expertos de UNICEF son convocados a una pequeña localidad en Santa Cruz, Argentina, para investigar una ola de suicidios.
Entre 1997 y 1999 se producen en la localidad de Las Heras, veintidós suicidios, todos jóvenes, todos antes de la treintena de años.
En 2002, la autora se traslada a Las Heras, en la Patagonia, se aloja en un hotel y se dedica a entrevistar gente, hecho que transcurre en un paisaje llano, despoblado y lejano. 
Durante esos días habla con amigas, madres, conocidos, de estos suicidas, de quienes el informe de UNICEF diría que ''no se halla un patrón común respecto a la causa, pero sí al método, lo que sugiere una conducta imitativa'

Este libro relata la relativa tranquilidad de esta localidad hasta la década de los 60, en la que se descubre un gran yacimiento petrolífero.
A partir de ese evento, una escalada de sucesos, como el traslado de la empresa estatal YPF, el surgimiento de puestos de trabajo, los hombres que aparecen desde todas partes para hacer dinero y   volver a sus ciudades de origen, el aumento de la prostitución, la circulación de dinero y una relativa bonanza cuyo auge se sitúa en los años 80,  y que comienza a desplomarse desde la privatización de YPF en 1991, y con esto, la crisis, y con ella, la emigración de aquellos que se habían instalado para trabajar, con el consecuente desmembramiento de familias.

'' Los suicidas del fin del mundo'' no era fácil de conseguir en Montevideo hasta hace poco. 
Editado en 2005 por Tusquets, fue el primer libro publicado de esta autora, la cual ha dicho en alguna entrevista algo como que no puede no escribir crónica, no escribe ficción. 
Algún día escribiré sobre ''Bartleby y compañía'' de Vila Matas, una novela sobre aquellos escritores que no escribimos; en ella el autor describe a quienes son escritores que no escriben ( porque eso somos los lectores) y me fascina la no posibilidad de hacer ficción en Guerriero, porque su mirada sobre la realidad es tan particular que produce belleza, de una manera tal que la ficción se eclipsa por un rato y se vuelve prescindible.

Comencé a sentirme cautivada por la crónica como género literario leyendo a Caparrós, y desde entonces Capote, Kapuściński, Hemingway, le Carré y Leila Guerriero son lecturas a las que vuelvo de tanto en tanto.

La buena crónica, nos presta una cierta mirada sobre las cosas, lo que me hace recordar a su vez a una escena de la película Ladybird
La protagonista es una chica de Sacramento, California, que está deseando egresar del bachillerato y mudarse para ir a la universidad. En determinado momento su profesora, una monja, comenta acerca de un ensayo que ella escribió sobre la ciudad, y le dice algo como que se nota que ama Sacramento, su ciudad, a lo cual ella responde ''I guess i just pay attention''.
La monja le contesta entonces, que ese prestar atención, podría ser también una forma de amor.

Una de las cosas que más recuerdo del libro son las referencias al viento, será porque al terminarlo busqué videos y fotos de Las Heras, y se sentí el soplo del viento,
Será porque odio el viento, la naturaleza abofeteando para recordar que está ahí, sigue ahí, que el mar, los corales, los rinocerontes, existen y no están en un planeta distinto al que camino todos los días, cuando voy a trabajar, visito amigos o familiares.

Otras notas mentales sobre el viento: el viento que nos lleva o abraza en Montevideo en '' Durazno y Convención'' , el viento belga de Jacques Brel en ''Le plat pays'',  o los turistas que se asombran del viento en la Rambla.

Les dejo entonces este fragmento:
''Acá, si no sos muy fuerte, si no tenés mucho empuje, se te van apagando las ilusiones. A veces, no te creas...yo creo que esa idea de quitarse la vida la ha tenido todo el mundo. Es que te cansa. Esto te cansa. Señaló la puerta
El viento pateaba para poder entrar.''


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